Carta de Fito:
El legado de Mercedes Sosa es de vital importancia en estas horas de la Argentina, una enseñanza moral plena de luz. Con sutileza y precisión desarrolló una obra que marcará por siempre la historia de la música popular de este continente. Su voluntad de libertad fue expuesta en cada recodo del largo camino que forjó a través de muchas décadas en diferentes álbumes y escenarios del mundo. Desde Matus a Violeta Parra, desde Ramírez a Atahualpa Yupanqui, desde Teresa Parodi a Djavan, desde Peteco Carbajal a Spinetta, desde Félix Luna a Charly García, toda ella fue, es, una clase de lo que debiera ser una nación. Una mujer integradora de esencias, una perfumista de la canción en la búsqueda, no del aroma perfecto, sino del aroma del lugar.
Sanmartiniana, desprejuiciada por naturaleza, logró lo que ningún dirigente pudo poner en funcionamiento en la historia de esta tierra. Escuchó a todos, se vinculó con todos, cantó con todos, nos emocionó a todos. Escuchar, vincular, cantar, emocionar. Verbos inusuales, alejados de la vida política. Ella, como nadie, nos da una idea del significado de nación que nos carga de responsabilidad y obliga a pensar en la infelicidad de un país que no puede realizarse en plenitud. Sin embargo, su obra sí que lo logra. La fiereza en la elección de sus repertorios, los riesgos artísticos que asume, el rigor a la hora del canto y la claridad de su voz de terciopelo, la ausencia de miedos a las mercadotecnias, su seguridad temeraria al momento de la grabación, sus ojos cerrados cuando interpretaba y su boca de oro por delante de su bellísimo pelo negro bajo esa nariz de águila, esa es su estampa.
Ama, señora y dueña del lugar. Reinona de la canción. Será imposible pensar la Argentina sin sus fundamentales versiones de Leguizamón y Castilla, Guaraní, la tríada modernista de La misa criolla, Mujeres argentinas y La Cantata su-damericana, la vuelta a la democracia del 83 con Gieco, Tarragó Ros, Heredia y García, su permanente curiosidad por los autores nuevos (a quienes escuchaba incansablemente en su casetera primero, después en su walkman y después en su Ipod), su admiración por el Chango Farías Gómez y Chacho Muller, su falta absoluta de rivalidad con las demás cantantes del barrio, a quienes amaba, sus ganas de abstraerse de todo y su curiosidad inagotable sobre lo que sucedía en el resto del mundo... En fin, sin su locura abarcadora y contenedora.
Ha muerto la señora Mercedes Sosa. La pachamama le decían. Era una gran verdad, porque protegía y proveía. Madre tierra y deidad. Su mirada, su presencia, nos condena al encuentro y este es un inmenso desafío en ésta, la hora más difícil de nuestra tremenda pérdida. Parecen palabras grandes y lo son, pero más grande será construir un lugar tomándola de ejemplo. Ladrillo a ladrillo y todos los días con amor se construye una casa. Ese es su legado. Jamás aceptaré que el lugar de su velatorio se llame el de los pasos perdidos. En todo caso será el de los pasos ganados.
Fito Páez
7 de octubre de 2009
Sobre todo...
Hace 1 año
Hola! me parece muy de puta madre q este espacio sea peruano. Sí sabía que aca mucha gente es fanática del rock argentino y es que en verdad es excelente. Ultimamente he estado escuchando bastante a Fito, incluso algunas canciones antiquísimas, por ejemplo Ahí voy, justo buscando el significado de una frase de esa canción es que di con este blog, ya que ustedes son los filósofos de Fito, alguno me podría decir que quiere decir: Jazmin tiene 15 años, respira con aletas de pez, ¿por qué aletas de pez? Al parecer es una metáfora sencilla pero no logro entenderla en su totalidad, si alguien lo sabe bravazo! :) Saludos!
ResponderEliminarHola Luis, la respuesta se me hizo un poco larga, así que la publicaré como un nuevo artículo. Saludos y espero haber respondido a tu pregunta.
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